domingo, 6 de marzo de 2011

Un maestro que desea...

Proponemos un maestro que desea algo para los alumnos, para un grupo. Un maestro que rompa la trampa del automatismo de sus alumnos comenzando por abandonar sus propios recursos automáticos. Es necesario que exista una apuesta del maestro hacia sus alumnos, sin ingenuidad pero sin etiquetas. Para ello la primera condición es la confianza. Confiar en que un cambio, por pequeño que sea, es posible, y que también es posible la creación de un espacio en el cual los niños especiales puedan desplegar sus conocimientos previos, sus emociones, puedan ser esperados y recibidos, distinguido por su nombre y por sus singularidades, por sus sueños. Con todos estos elementos, saberes previos, emociones, singularidades y sueños trabajamos los maestros en el territorio de la plástica.

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